La integridad del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA) es esencial para la supervivencia de las especies de vertebrados. Este eje neuroendocrino funciona para coordinar las respuestas neurales, endocrinas e inmunitarias a diversos estímulos estresantes que amenazan la homeostasis. Los productos finales de la activación del eje HPA son los glucocorticoides que ejercen efectos generalizados sobre las funciones corporales, incluido el metabolismo celular y la función inmunitaria. La secreción inadecuada de glucocorticoides endógenos es potencialmente dañina y puede predisponer a la enfermedad. La regulación homeostática del eje HPA es compleja e implica la coordinación de múltiples sistemas del cuerpo, en parte mediada por la red de comunicación bidireccional entre el cerebro, los sistemas endocrino e inmunológico. La salud y la integridad del individuo dependen de la integración adecuada de las señales de estrés, incluidos los mensajes proinflamatorios, generados en los sitios centrales y periféricos. El equilibrio funcional entre mediadores pro y antiinflamatorios es fundamental para el control adecuado del eje HPA y la prevención de la desregulación de su actividad, característica de numerosos trastornos relacionados con el estrés, incluida la enfermedad inflamatoria crónica.