La paleomicrobiología ha detectado el agente de la tuberculosis en esqueletos de animales y humanos que son miles de años. El médico alemán Robert Koch fue el primer microbiólogo en informar en 1882 del exitoso aislamiento del agente causante de la tuberculosis, nombrado un año después como Mycobacterium tuberculosis. Este inmenso descubrimiento, sin embargo, no se hizo desde cero, sino que implicó la combinación de conocimientos científicos previos, principalmente la demostración previa del médico francés Jean-Antoine Villemin de que la tuberculosis era una enfermedad transmisible, y dos innovaciones: un nuevo procedimiento de tinción que permitió R. Koch para observar consistentemente el nuevo organismo en las lesiones tuberculosas y utilizar un medio solidificado a base de suero en lugar de caldos para el cultivo. Estas innovaciones permitieron a R. Koch no solo aislar M. tuberculosis de muestras de animales y pacientes por primera vez, sino también reproducir la enfermedad en cobayas inoculadas experimentalmente. Gracias a R. Koch se pudo diagnosticar, tratar y curar una de las enfermedades más letales en la historia de la humanidad después del descubrimiento de la estreptomicina 65 años después, y se pudo prevenir de manera eficiente mediante el aislamiento de casos. Sus innovaciones microbiológicas ahora se están renovando con la detección molecular y mejorada basada en cultivos como las armas del siglo XXI en la lucha contra esta enfermedad, que sigue siendo una de las principales causas de muerte.