El término quimera ha sido tomado de la mitología griega y tiene una larga historia de uso en biología y genética. Una quimera es un organismo cuyas células se derivan de dos o más cigotos. Los receptores de trasplantes de tejidos y órganos son quimeras artificiales. Esta revisión se refiere a quimeras humanas naturales. La primera quimera humana se informó en 1953. Las quimeras naturales pueden surgir de varias formas. Las células fetales y maternas pueden atravesar la barrera placentaria de modo que tanto la madre como el niño pueden convertirse en microquimeras. Dos cigotos pueden fusionarse durante una etapa embrionaria temprana para formar una quimera de fusión. La mayoría de las quimeras permanecen sin ser detectadas, especialmente si ambos cigotos son del mismo sexo genético. Muchos se descubren accidentalmente, por ejemplo, durante una prueba de grupo sanguínea de rutina. Incluso las quimeras discordantes con el sexo pueden tener un fenotipo masculino o femenino normal. Solo 28 de los 50 individuos con un cariotipo 46, XX / 46, XY eran hermafroditas verdaderos o tenían genitales ambiguos. Las quimeras de sangre se forman por transfusión de sangre entre gemelos dicigóticos a través de la placenta compartida y son más comunes de lo que se suponía. En los gemelos mono tití, el intercambio a través de la placenta no se limita a la sangre, sino que puede afectar a otros tejidos, incluidas las células germinales. Hasta la fecha, no hay ejemplos en humanos de quimeras gemelas que involucren células germinales. Si las quimeras humanas son más comunes de lo que se pensaba, podría haber muchas implicaciones médicas, sociales, forenses y legales. Se requiere más investigación multidisciplinaria para comprender mejor este tema fascinante.