«Dada la situación actual de pandemia por coronavirus, la fiebre es un marcador de posible enfermedad por contacto con otra persona infectada por el virus SARS-CoV-2; por lo que hay que aumentar las tomas de temperatura ante cualquier sensación física diferente”, advierte Juan Carlos Montalvá Barra, coordinador del Grupo de Trabajo de Urgencias de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
No obstante, como mensaje tranquilizador, el experto afirma que la fiebre es un aviso de posible infección o inflamación, pero suele ser banal y de tratamiento fácil con analgesia llamada ‘de primer escalón’ (paracetamol, ibuprofeno o metamizol).
Para aclarar conceptos, se considera fiebre una temperatura corporal superior a 38,3ºC en varias ocasiones como respuesta fisiológica del organismo a diversas causas: infecciosas, inflamatorias, tumorales… También es importante definir «febrícula”, que incluye el intervalo de 37ºC a 37,9ºC.
La fiebre puede tener muchas causas
Las causas por las que aparece la fiebre pueden ser múltiples, según repasa Montalvá son las siguientes:
- Patologías crónicas, como insuficiencia renal, diabetes, insuficiencia respiratoria o inmunodepresión.
- Enfermedad infecciosa aguda (gripe u otros virus), contacto o convivencia con paciente potencialmente infecto-contagioso (actual caso de SARS Covid-19).
- Tratamientos farmacológicos (antibióticos y antiinflamatorios no esteroideos o AINE).
- Hábitos tóxicos (consumo de drogas o de alcohol).
- Viajes fuera del entorno por turismo o trabajo, contacto con animales o insectos (picaduras o mordeduras).
- Hábito alimentario, como la ingesta de agua de río o pozo, consumo de leche o queso sin control sanitario, ingesta de marisco crudo, etcétera.
¿Las convulsiones febriles solo se dan en niños?
Es clásico asociar la fiebre a convulsiones febriles infantiles, pero no solo es en niños si tenemos en cuenta que una fiebre continuada puede alterar el estado de conciencia del paciente, y provocar cefaleas, convulsiones, pérdida de fuerza… Por tanto, un adulto no está exento de problemas neurológicos por la fiebre.
Conducta a seguir cuando hay fiebre
Inicialmente, cuando una persona presenta fiebre, el coordinador del Grupo de Trabajo de Urgencias de Semergen cree necesario que nos hagamos tres preguntas:
- ¿Existe o no foco causante de la fiebre? Si el paciente presenta, por ejemplo, dolor de garganta, molestias al orinar, dolor abdominal con diarrea…
- ¿Cuál es la duración del cuadro (tiempo desde el inicio de los síntomas)? Si es de reciente aparición o se repite desde hace días.
- ¿Hay criterios clínicos de enfermedad grave? La fiebre le produce bajadas de presión arterial, alteración de conciencia o desorientación, taquicardia, crisis convulsiva, etcétera.
«Una vez clarificamos esto, lo primero es aplicar medidas físicas (compresas empapadas en agua fría a nivel de frente, pecho y hombros, baño de agua templada y quitarse ropa), medidas generales (reposición de líquidos con ingesta de agua, bebidas isotónicas, zumos…) y, finalmente, medidas farmacológicas (paracetamol, metamizol o antiinflamatorios)”, explica Montalvá.
¿Por qué es aconsejable dar un baño para bajar la temperatura corporal?
«Efectivamente, un baño con agua templada -no precisamente fría- puede hacer mejorar el intercambio dérmico y mejorar la temperatura corporal, evitando la deshidratación que provocaría el sudor que intenta neutralizar ese aumento de temperatura media”, dice el experto.
Lo que no se debe hacer con fiebre
Fundamentalmente, estas son las cosas que no se deben hacer cuando se tiene fiebre, tal y como indica Montalvá:
- No se debe abrigar al paciente aunque tenga escalofríos.
- No hay que aumentar la temperatura ambiente ni poner el aire acondicionado.
- No se debe iniciar de forma autónoma la toma de antibióticos (sin confirmar además el foco bacteriano).
- No hay que seguir realizando el trabajo habitual, no por la capacidad en el momento actual, sino por la transmisión que puede provocar.
Sobre alternar paracetamol e ibuprofeno
El miembro de Semergen comenta que se ha generalizado el uso de alternancia de paracetamol e ibuprofeno porque parece doble el efecto primario de analgesia, antitermia y antiinflamatoria que poseen ambos fármacos. Pero la realidad en la práctica dice que el uso de paracetamol de 500 mg o 1 g cada 8 horas puede controlar perfectamente el cuadro febril en tres días.»Asociarlo a metamizol 575 mg o ibuprofeno 600 mg parece que refiere inicialmente la bajada, pero no tienen el mismo efecto temporal el ibuprofeno (unas 4 horas) que el paracetamol (unas 8 horas), por lo que, personalmente, soy más de recomendar paracetamol 1 g cada 8 horas y, en caso de complicación con cefalea o malestar, añadir metamizol 575 mg en una o dos tomas al día”, especifica.
Qué pasa si no usamos antitérmicos
«Con medidas físicas e hidratación abundante podemos controlar más o menos bien la temperatura, pero creo que es necesario el uso de analgésico tipo paracetamol/ibuprofeno o metamizol al menos durante los primeros tres días (tiempo que dura una viriasis estacional)”, señala el coordinador de urgencias de Semergen.
Profundizando en la importancia de beber muchos líquidos, Montalvá afirma que hay una alteración de niveles hidroelectrolíticos por causas diversas, la mayoría de veces infecciosas víricas, que obligan al paciente a hidratarse con mayor intensidad, y con una buena hidratación evitamos subidas altas de temperatura.
En caso de infección, el riesgo de no tratar es que esta infección aumente y las complicaciones aparezcan con más facilidad.
Cuándo acudir al médico de primaria y a urgencias
Acudiremos al médico de asistencia primaria ante febrícula o fiebre de menos de tres días de evolución que no ceda a paracetamol o ibuprofeno en 48 horas; es decir, si tras dos días de analgesia, no mejora.
El sistema de urgencias está indicado cuando esa fiebre, a pesar del tratamiento puesto al menos 48-72 horas, no responde o aparecen complicaciones. «¿Qué consideramos complicaciones para acudir al hospital? La alteración del nivel de conciencia, desorientación, estupor, presiones arteriales con tensión arterial sistólica (TAS o tensión alta) menor de 100 mm hg, taquicardia mayor de 120 pulsaciones por minuto, crisis convulsiva, sospecha de infección bacteriana sin respuesta o si aparece un rápido deterioro del estado general”, enumera Montalvá.
Los pacientes crónicos deben estar más atentos a la fiebre
Sin duda, los pacientes inmunodeprimidos por patología tumoral o por enfermedad crónica evolutiva deben estar especialmente atentos a las tomas de temperatura por ser la fiebre el primer aviso de progresión de su enfermedad o de sobreinfección. Por eso, el miembro de Semergen cree aconsejable en estos casos que «acudan directamente al servicio de urgencias del hospital para poder ser atendidos y realizar rápidamente las pruebas complementarias necesarias para controlar la enfermedad”.
A modo de ideas finales, Montalvá ofrece estas recomendaciones para la población general: «Siempre que iniciamos un cuadro de fiebre, hay que poner en marcha medidas físicas, hidratarse bien y, si la temperatura es mayor de 37,5ºC, hay que empezar con paracetamol de 500 mg o 1 g cada 8 horas”.