Según la leyenda, la alcachofa se creó cuando el dios griego Zeus, herido, convirtió su objeto de afecto en un cardo después de ser rechazado. A pesar de este comienzo espinoso, los antiguos consideraban que la alcachofa estaba llena de beneficios para la salud, usándola como afrodisíaco, diurético, refrescante del aliento e incluso desodorante.
Las alcachofas que comemos son en realidad los cogollos de una flor violeta que puede crecer más de 3 pies de altura. Debido a su exterior duro, las alcachofas requieren una preparación cuidadosa. Pero sus esfuerzos cosecharán recompensas nutricionales: la verdura es una buena fuente de ácido fólico, fibra dietética y vitaminas C y K. Las alcachofas también están llenas de antioxidantes; «ocupan el puesto 7 en la lista de los 20 principales alimentos ricos en antioxidantes del USDA».
No debe confundirse con la alcachofa de Jerusalén o la alcachofa china (ninguna tiene relación con la alcachofa de globo común), el vegetal es originario del Mediterráneo. Pero Castroville, California, donde se cosechan las tres cuartas partes de todas las alcachofas cultivadas en el estado, se autoproclama el «Centro Mundial de la Alcachofa». Cómete las puntas tiernas de las hojas después de hervirlas o cocinarlas al vapor, aunque la mejor parte es el corazón sabroso.
Y la próxima vez que busques algo delicioso y nutritivo para complacer a una multitud hambrienta, prueba esto. receta gratinada de alcachofas y espinacas.