Antecedentes: Se reconoce que la cafeína y los compuestos de metilxantina relacionados tienen una acción diurética, y a los consumidores a menudo se les recomienda evitar bebidas que contienen estos compuestos en situaciones en las que el equilibrio de líquidos puede verse comprometido. El objetivo de esta revisión es evaluar la literatura disponible sobre el efecto de la ingestión de cafeína en el equilibrio de líquidos y formular consejos específicos y basados en la evidencia sobre las bebidas con cafeína en el contexto de una hidratación óptima.
Método: Se realizó una búsqueda bibliográfica utilizando la base de datos Medline de artículos publicados en la literatura médica y científica para el período de enero de 1966 a marzo de 2002. Los títulos de los temas y las palabras clave utilizadas en esta búsqueda fueron: té, café, cafeína, diuresis, equilibrio hídrico y hidroelectrolítico. Se realizó una búsqueda secundaria utilizando las bibliografías de las publicaciones identificadas en la búsqueda inicial.
Resultados: la literatura disponible sugiere que la ingestión aguda de cafeína en grandes dosis (al menos 250-300 mg, equivalente a la cantidad encontrada en 2-3 tazas de café o 5-8 tazas de té) resulta en una estimulación a corto plazo de la producción de orina en individuos que han sido privados de cafeína durante un período de días o semanas. Sin embargo, se desarrolla una tolerancia profunda a los diuréticos y otros efectos de la cafeína, y las acciones disminuyen mucho en las personas que consumen té o café con regularidad. Las dosis de cafeína equivalentes a la cantidad que normalmente se encuentra en las porciones estándar de té, café y refrescos carbonatados parecen no tener acción diurética.
Conclusión: El más ecológicamente válido de los estudios publicados no respalda la sugerencia de que el consumo de bebidas que contienen cafeína como parte de un estilo de vida normal conduce a una pérdida de líquidos superior al volumen ingerido o que está asociado con mal estado de hidratación. Por lo tanto, no parece haber una base clara para abstenerse de bebidas que contienen cafeína en situaciones en las que el equilibrio de líquidos podría verse comprometido.