Infartos aislados de la protuberancia


Resumen

Resumen del artículo: Estudiamos 36 pacientes con infarto pontino agudo aislado comprobado por resonancia magnética. Correspondiendo a los territorios constantes de los vasos pontinos intrínsecos, los infartos siguieron una distribución predecible, lo que nos permitió delinear tres síndromes principales. Veintiún pacientes tuvieron un infarto pontino ventral. La afectación motora varió desde hemiparesia leve (síndrome pontino ventrolateral) hasta hemiparesia grave con ataxia bilateral y disartria (síndrome pontino ventromedial). Además, las tres cuartas partes de los pacientes tenían evidencia clínica de disfunción tegmental generalmente leve. Once pacientes tuvieron un infarto pontino tegmental, presentando signos tegmentales (trastornos del movimiento ocular, parálisis de pares craneales, alteraciones sensoriales), y en su mayoría déficits motores leves (síndrome pontino tegmental). Sólo cuatro pacientes tenían déficits alternos, y estos nunca correspondieron a ninguno de los denominados síndromes pontinos clásicos. Los infartos en el territorio tegmental medial y lateral extremo nunca se observaron de forma aislada, estando siempre asociados a infartos cerebelosos o mayores (y múltiples) en la circulación posterior. Cuatro pacientes con un infarto pontino ventrotegmental bilateral presentaron parálisis pseudobulbar aguda, déficits motores bilaterales y signos tegmentales.

Los resultados del estudio etiológico enfatizan el concepto de enfermedad de la rama de la arteria basilar, que era la más común presunta causa de accidente cerebrovascular (16/36, 44%). La enfermedad de la rama de la arteria basilar se asoció particularmente con grandes infartos ventrales, sintomatología clínica grave, curso progresivo o fluctuante y recurrencia local. La presunta enfermedad de las arterias pequeñas (9/36, 25%) generalmente se asoció con pequeños infartos ventrales o tegmentales y síndromes lacunares que mejoran rápidamente. La estenosis de arterias grandes (8/36, 22%) y la cardioembolia (1/36, 3%) fueron menos comunes que en las series de infartos de la circulación posterior que incluyen lesiones pontinas y extrapontinas simultáneas.

La recuperación fue buena. en dos tercios de los pacientes, el peor resultado se asocia con grandes infartos ventrales.

NEUROLOGY 1996; 46: 165-175

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