Según la Asociación de Té de Estados Unidos , el té negro representó alrededor del 84% del consumo de té en los EE. UU. en 2018.
El té negro puede tener beneficios similares al té verde. Sin embargo, muchos estudios han analizado específicamente el té negro y cómo el proceso de oxidación puede afectar la salud.
Un área clave de interés es el té negro como fuente de antioxidantes.
Los antioxidantes ayudan combatir los radicales libres. Los radicales libres son moléculas inestables en el cuerpo que resultan tanto de procesos naturales como de presiones ambientales.
El cuerpo puede eliminar los radicales libres, pero si se acumulan demasiados, pueden dañar o cambiar las células del cuerpo.
Estos cambios pueden contribuir al desarrollo de muchas enfermedades y afecciones, como la aterosclerosis y algunos cánceres.
Los antioxidantes pueden ayudar a eliminar los radicales libres y el té es una fuente de antioxidantes. De hecho, un estudio señala que los compuestos fenólicos, que tienen efectos antioxidantes, constituyen hasta el 30% del peso seco del té verde y negro.
Los antioxidantes del té negro son diferentes de los del té verde, debido al proceso de oxidación. El té verde contiene principalmente catequinas. Durante la oxidación, estos se convierten en tearubiginas, teaflavinas y flavonoles.
Estos pueden dar al té negro diferentes beneficios al té verde.
¿Qué son los antioxidantes y cómo pueden beneficiarnos?
Protección contra la aterosclerosis
La aterosclerosis se refiere a la acumulación de placa en las paredes de las arterias. Esto puede provocar enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y enfermedad renal crónica. Los radicales libres pueden contribuir a esta afección.
Un estudio de hámsteres de 2004 sugirió que consumir té negro o té verde en dosis equivalentes para humanos podría prevenir el desarrollo de aterosclerosis. Se necesita más investigación en humanos para confirmar esto.
Una revisión sugiere que beber tres o más tazas de té al día podría ayudar a proteger contra la enfermedad coronaria.
Sin embargo, es importante notar que el té negro contiene cafeína, y beber más de tres tazas por día contribuiría con una cantidad significativa de cafeína a la ingesta diaria de una persona.
En 2013, los investigadores encontraron evidencia que sugiere que las personas que bebían cuatro tazas de té negro o más por día tenían un riesgo menor de accidente cerebrovascular.
Obtenga más información sobre la aterosclerosis aquí.
Reducción del riesgo de cáncer
Hallazgos citados por el National Cancer Institute (NCI) sugiere que los polifenoles en el té pueden disminuir el riesgo de crecimiento tumoral.
En particular, el té negro puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de piel, mama, pulmón y próstata.
Sin embargo, se necesitan más estudios para confirmar si beber té como parte de la dieta puede ayudar a reducir el riesgo.
¿Cómo puede la dieta afectar el cáncer? Descúbrelo aquí.
Reducir la presión arterial
Los hallazgos de un estudio de 2015 sugirieron que el té negro puede reducir la presión arterial diastólica y sistólica.
Consumir té negro también pareció anular el impacto de una comida rica en grasas sobre la presión arterial.
Este beneficio se mantuvo a pesar del contenido de cafeína del té. Sin embargo, este fue un estudio pequeño con solo 19 participantes, por lo que se necesitan estudios más grandes para confirmar estos resultados.
En este artículo, obtenga más información sobre los alimentos que ayudan a reducir la presión arterial.
Protección contra la diabetes
Algunas investigaciones han sugerido que consumir té podría ayudar a reducir el riesgo de diabetes.
En un estudio, las personas con diabetes tipo 2 consumieron diferentes cantidades de extracto de té negro durante una período de 4 semanas. Los autores concluyeron que el consumo regular de té negro podría tener efectos antioxidantes y antiinflamatorios para las personas con esta afección.
Beneficios para otras afecciones
Los investigadores también han descubierto que el té negro podría ayudar mejorar la densidad ósea, reducir el riesgo de artritis reumatoide y proteger contra la enfermedad de Parkinson.
Sin embargo, se necesitan más estudios para confirmar estos hallazgos.