Los sensores remotos recopilan datos por detectan la energía que se refleja en la Tierra. Estos sensores pueden estar en satélites o montados en aviones.
Los sensores remotos pueden ser pasivos o activos. Los sensores pasivos responden a estímulos externos. Registran la energía natural que se refleja o emitido desde la superficie de la Tierra. La fuente de radiación más común detectada por los sensores pasivos es la luz solar reflejada.
Por el contrario, los sensores activos utilizan estímulos internos para recopilar datos sobre la Tierra. Por ejemplo, un sistema de detección remota por rayo láser proyecta un láser sobre la superficie de la Tierra y mide el tiempo que tarda el láser en reflejarse en su sensor.
La detección remota tiene una amplia gama de aplicaciones en muchos campos diferentes:
- Aplicaciones costeras: monitorear los cambios en la línea costera, rastrear el transporte de sedimentos y trazar mapas de las características costeras. Los datos se pueden utilizar para el mapeo costero y la prevención de la erosión.
- Aplicaciones oceánicas: monitorear la circulación oceánica y los sistemas de corrientes, medir la temperatura del océano y la altura de las olas, y rastrear el hielo marino. Los datos se pueden utilizar para comprender mejor los océanos y cómo gestionar mejor los recursos oceánicos.
- Evaluación de peligros: seguimiento de huracanes, terremotos, erosión e inundaciones. Los datos se pueden usar para evaluar los impactos de un desastre natural y crear estrategias de preparación que se utilizarán antes y después de un evento peligroso.
- Manejo de recursos naturales: Monitorear el uso de la tierra, mapear humedales y registrar hábitats de vida silvestre. Los datos se pueden utilizar para minimizar el daño que el crecimiento urbano tiene sobre el medio ambiente y ayudar a decidir cómo proteger mejor los recursos naturales.