El autismo, o trastorno del espectro autista (TEA), se refiere a una amplia gama de afecciones caracterizadas por desafíos con las habilidades sociales, comportamientos repetitivos, habla y comunicación no verbal. Según los Centros para el Control de Enfermedades, el autismo afecta a aproximadamente 1 de cada 54 niños en los Estados Unidos en la actualidad.
Sabemos que no hay un autismo sino muchos subtipos, la mayoría influenciados por una combinación de factores genéticos y ambientales factores. Debido a que el autismo es un trastorno del espectro, cada persona con autismo tiene un conjunto distinto de fortalezas y desafíos. Las formas en que las personas con autismo aprenden, piensan y resuelven problemas pueden variar desde altamente calificadas hasta severamente desafiadas. Algunas personas con TEA pueden requerir un apoyo significativo en su vida diaria, mientras que otras pueden necesitar menos apoyo y, en algunos casos, vivir de forma totalmente independiente.
Varios factores pueden influir en el desarrollo del autismo y, a menudo, se acompaña de por sensibilidades sensoriales y problemas médicos como trastornos gastrointestinales (GI), convulsiones o trastornos del sueño, así como problemas de salud mental como ansiedad, depresión y problemas de atención.
Los signos del autismo suelen aparecer a los 2 años o 3. Algunos retrasos en el desarrollo asociados pueden aparecer incluso antes y, a menudo, pueden diagnosticarse a los 18 meses. Las investigaciones muestran que la intervención temprana conduce a resultados positivos en el futuro para las personas con autismo.