La vergüenza de la derrota también provocó una reforma militar largamente postergada para alinear la capacidad de Rusia con su estatus de Gran Potencia, un programa interrumpido por el estallido de la Primera Guerra Mundial. Además, la humillación militar contribuyó a las corrientes de nacionalismo y pan-eslavismo que encontraron alivio en el estallido de la guerra en 1914. También hubo una dimensión internacional significativa en la guerra ruso-japonesa. Sus repercusiones globales han llevado a algunos estudiosos a denominarlo «Guerra Mundial Cero». Cambió el equilibrio de poder en Asia oriental, elevó a Japón a una posible inclusión en las filas de las grandes potencias e inspiró a los antiimperialistas de toda Asia. La victoria de un país asiático sobre una potencia europea hizo añicos las ilusiones en Occidente y los estados mayores de los ejércitos europeos y estadounidenses estudiaron minuciosamente los informes enviados por sus observadores. Desafortunadamente, a menudo se hacían inferencias erróneas, por ejemplo, que la guerra futura sería corta, móvil y ganada con ofensivas enérgicas, lecciones que debían desaprenderse rápidamente a medida que se desarrollaba la Primera Guerra Mundial.

Siobhan Peeling , Universidad de Nottingham

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